viernes, 4 de julio de 2008

Astor Piazzolla, el hombre que revolucionó el tango

Resistido en sus comienzos por los tangueros de la guardia vieja; con el tiempo fue reinvindicado como artista y llegó a convertirse en un embajador de Argentina en el mundo. Astor Piazzolla fue un músico genial que se atrevió descaradamente a mezclar el tango con otros ritmos y obtuvo algo distinto, algo que nunca se había escuchado antes.

Hoy, a 16 años de su muerte, su música sigue tan vigente como siempre. En esta nota, el recuerdo de este maravilloso artista que tanto talento derrochó a lo largo de su carrera.

Astor Piazzolla nació en Mar del Plata, pero vivió gran parte de su niñez en New York. Allí fue donde lo sedujo el jazz, que luego tanto influyó en su carrera. Los tangueros clásicos nunca lo quisieron por eso y siempre lo menospreciaron. A la larga, Piazzolla demostró ser un artista estupendo, aunque es verdad que su música no representa al tango en su estado más puro, sino su evolución.

Tal vez la composición que más recordamos cuando hablamos de Astor Piazzolla es Adiós Nonino, compuesta en la memoria de su padre. Si bien, para los especialistas, no representa el punto artístico más alto de la carrera del genial compositor, está claro que sí es su obra más difundida y mejor recibida por la gente. Pareciera ser que la sensibilidad del momento que lo llevó a componer esas notas, se volcó de forma perfecta en la partitura, y que cada vez que se toca o se reproduce la melodía del tema, se disparan los recuerdos de nuestros seres queridos que ya no están y se despierta una suerte de empatía colectiva en todos nosotros.

Para los que desconocen su música, como es el caso de muchos jóvenes es muy recomendable escuchar, por ejemplo, Libertango que es una excelente síntesis de la música de Piazzolla y que identifica su estilo. Entre otros temas destacados están Verano Porteño, Suite Punta del Este, Tres Minutos con la Realidad y Buenos Aires Hora Cero.

No se puede dejar de mencionar Balada para un Loco, que tuvo un estreno escandaloso y que dividió las aguas del tango en el Festival de Buenos Aires de la Canción y la Danza en 1969 en el Luna Park. Con la poesía de Horacio Ferrer y la interpretación de Amelita Baltar, se convirtió en otro emblema de Piazzolla. No podemos dejar de mencionar las distintas versiones del Polaco Goyeneche, que al principio de su carrera recitaba y cantaba, y al final, tan solo susurraba la letra, pero con la pasión de siempre. Recordemos esos versos tan porteños y alocados...

Balada para un Loco

Las tardecitas de Buenos Aires, tienen ese qué se yo, ¿viste?
Salgo de casa por Arenales.
Lo de siempre en la calle y en mí... cuando, de repente,
de atrás de ese árbol, se aparece él.
Mezcla rara de penúltimo linyera y de primer polizonte en el viaje a Venus:
medio melón en la cabeza,
las rayas de la camisa pintadas en la piel,
dos medias suelas clavadas en los pies,
y una banderita de taxi libre levantada en cada mano.
Parece que sólo yo lo veo.
Porque él pasa entre la gente
y los maniquíes le guiñan;
los semáforos le dan tres luces celestes y las naranjas;
del frutero de la esquina le tiran azahares.
Y así, medio bailando y medio volando,
se saca el melón, me saluda, me regala una banderita y me dice:
Ya se que estoy piantao, piantao, piantao...
No ves que va la luna rodando por Callao;
que un corso de astronautas y niños con un vals,
me baila alrededor, ¡Bailá!, ¡Vení!, íVolá!
Ya se que estoy piantao, piantao, piantao...
Yo miro a Buenos Aires,
del nido de un gorrión
y a vos te vi tan triste...
¡Vení!, ¡Volá!, ¡Sentí!
l loco berretín que tengo para vos: ¡Loco!, ¡Loco !,¡Loco!,
cuando anochezca en tu porteña soledad
por la rivera de tu sábana vendré con un poema
y un trombón a desvelarte el corazón.
¡Loco!,iLoco!,iLoco! como un acróbata demente saltaré
sobre el abismo de tu escote hasta sentir que enloquecí tu corazón de libertad...
¡Ya vas a ver!
Y así, diciendo, el loco me convida a andar en su ilusión supersport
y vamos a correr por las cornisas ¡con una golondrina en el motor!
Del manicomio nos aplauden. ¡Viva!, ¡Viva!,
los locos que inventaron el amor!
Y un ángel y un soldado y una niña nos dan un valsecito bailador.
Nos sale a saludar la gente linda...
Y el loco, loco mío, ¡Qué se yo!,
provoca campanarios con su risa y al fin,
me mira y canta a media voz:
Quereme así,piantao, piantao, piantao ...
trepate a esta ternura de loco que hay en mí.
Ponete esta peluca de alondras ¡y volá l,
íVolá conmigo ya! ivení, volá, vení!
Quereme así, piantao, piantao, piantao...
abrite los amores que vamos a intentar,
la mágica locura, total de revivir... ivení, volá, vení!
Trai-lai-lai-tarara. ¡Viva!, ¡Viva!, ¡Viva!.
Loco él y loca yo,
¡Locos, locos, todos locos!,
¡Loco él y loca yo!

Para finalizar esta nota en clave de recuerdo y homenaje a Astor Piazzola, un fragmento de los mejores que debe haber en el archivo de la televisión argentina: el encuentro entre dos genios, Astor Piazzolla y Tato Bores. Para recordarlo y guardarlo en nuestra memoria por siempre.

1 comentario:

Anónimo dijo...

El mejor y mas acabado disco de Astor es "La Camorra", dicho por el mismo.


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